El juego es la actividad más importante para el desarrollo de los niños. Mediante este relacionan los conocimientos que ya han adquirido con otros nuevos, formando así procesos de aprendizaje individual. En los primeros años de vida, el juego como medio educativo, es un elemento muy importante porque aporta mucho en el desarrollo cognitivo, social, emocional y en la formación de la personalidad. A través del juego los niños enriquecen su mente, estimulan su fantasía, crean situaciones y les dan solución.
El juego puede ofrecer al niño la sensación de poder y de control que proviene de la solución de problemas y el dominio de nuevas experiencias, ideas e intereses. Como resultado, puede contribuir a formar los sentimientos de logro y confianza.
La influencia del juego en la formación de la personalidad radica en que, atreves del mismo, los niños conocen las conductas e interrelaciones de los adultos, que se convierten en modelos para su propio comportamiento. Aprenden lo que se debe o no se debe hacer en la vida social, se apropian de las normas, reglas y patrones sociales.
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